[2] Posteriormente, el palacio fue ocupado por el Nuncio Apostólico tras el traslado de la Corte a Madrid.
[2] Después se reformó entre 1783 y 1789, época de la que data la decoración actual.
Las pinturas murales que cubren las bóvedas fueron realizadas por Zacarías González Velázquez.
El óvalo central representa la apoteosis de San Isidro, y en la bóveda de la nave aparecen dos ángeles que sostienen una corona de laurel mientras otros dos presentan una banda con la inscripción: «Hice dormivit in domino» («Aquí durmió en el Señor»), aludiendo a la tradición según la cual el santo murió en este lugar.
El retablo es del siglo XVIII, de madera pintada imitando mármol.