A comienzos del siglo XXI se encuentra en los bajos de una casa que data del siglo XIX (concretamente en el año 1859).
La tradición popular asigna al lugar donde se encuentra la capilla el sitio donde San Isidro guardaba sus animales.
Lugar donde posiblemente durmiera en algunas ocasiones, como corresponde a la costumbre de los campesinos.
La ermita surge del corral propiedad de los Vargas.
De esta capilla primigenia no quedan restos.