En tiempos del Renacimiento, la palabra Uranographia se usó como el título de varios atlas celestes.
[4][5][6] Durante el siglo XIX, la "uranografía" se definió como la "descripción de los cielos".
En épocas prehistóricas se piensa que se hacían servir alineaciones de rocas o palos para poder efectuar las primeros medidas de la posición del Sol, la Luna y los planetas.
Estas medidas eran necesarias para poder confeccionar los primeros calendarios, imprescindibles para el desarrollo de la agricultura.
Una fuente determinante para dibujar cartas estelares es, naturalmente, una tabla de estrellas.