La IARC, en 2015, ha definido la carne procesada como «carne que ha sido transformada por la salazón, el endurecimiento, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para realzar su sabor o mejorar su conservación.
Estas prácticas modifican el aspecto y el sabor de las carnes.
[7] En el caso del cáncer del pulmón, dos tipos de cánceres ven aumentar su riesgo: el adenocarcinoma y el carcinoma espinocelular, pero no el carcinoma de células pequeñas.
[8] Asimismo, según otro meta-análisis (de 2010), si existe un vínculo con el cáncer de seno (otro cáncer hormonal), no está claro y debería todavía ser precisado, mejor explicado o mejor demostrado.
Estos son potentes agentes mutagénicos y/o cancerígenos,[10] frecuentemente encontrados en dosis significativas en las carnes procesadas cocidas.
Un doble riesgo (cardiovascular-cáncer) es todavía más claro en los consumidores de «carne procesada» en comparación a los que consumen más bien carne roja pero no procesada.