Calle de Embajadores

La ensenada que sirvió de punto de reunión y refugio a dichos embajadores quedó como nombre popular del lugar, dando luego denominación a la nueva calle.

[a]​[4]​[5]​ Convertida en una de las calles más largas del Madrid tras los últimos trazados urbanos, su recorrido se presenta en tres tramos bien diferenciados: Nacida en lo que fuera el comentado campo de Embajadores,[6]​ se extendió primero hasta el portillo de Embajadores, donde terminaba la antigua calle,[5]​ y luego por el paseo de Embajadores hacia el río.

[b]​ Ramón de Mesonero Romanos describe este tramo histórico presentando así los principales y primitivos edificios y su historia: Otro atractivo edificio, pero posterior al relato de Mesonero, es el Teatro Pavón inaugurado en 1925 en el n.º 9, muy cerca del arranque de la calle en la plaza de Cascorro, pequeña joya recuperada que el «art déco» dejó en Madrid totalmente recuperada en 2002.

En este tramo inicial está documentada la existencia de una fuente del viaje del Bajo Abroñigal, coronada por una estatua humana y ya desaparecida, que en el plano de Texeira (1656) figura en la confluencia con la travesía de Cabestreros, y que Pascual Madoz describe con dos caños y asistida por nueve aguadores.

La glorieta puede considerarse final del tramo histórico de la calle.

La calle de Embajadores en 1929, descendiendo -un poco a la derecha de la imagen- en línea recta hasta la Glorieta de Embajadores. A la izquierda la finca del antiguo Casino de la Reina . A la derecha la Fábrica de Tabacos (fotografía realizada por la Aeronáutica Militar ).
Vista del tramo inicial de la calle
Edificio del número 26 que fue propiedad del arquitecto Pedro de Ribera y en el que tuvo su residencia.
Edificio del antiguo Laboratorio Central de Medicamentos (Instituto Farmacéutico del Ejército), en la esquina de Embajadores con Sebastián Herrera.