Cuando el conde Pedro Ansúrez ordenó la construcción de la segunda muralla del que fuera su señorío, hizo proteger la entrada a la ciudad con la conocida como Puerta del Campo, recibiendo también este nombre la parte de la calle, desde la citada puerta a la ermita que comenzó a llamarse de Santiago y en la que tuvieron su asentamiento cofreros y carpinteros.Junto al citado convento franciscano, el Convento de las Francesas, la casa del Conde de Monterrey constituyen y completan el legado histórico y artístico de la calle Santiago, del que buena parte no se conserva en la actualidad.Con la desaparición del tranvía, los adoquines fueron sustituidos por asfalto y las aceras encintadas con bordillos de piedra, lo que motivó que la calle se convirtiera, sobre todo con la llegada del siglo XX en una de las calles comerciales por excelencia de la ciudad con la instalación de los primeros establecimientos artesanales que posteriormente fueron ocupados por bares como el Jauja, el Niza o el Astur Vasco.La primera zapatería de Valladolid, La Barcelonesa, también se instaló en esta calle.Con dos fachadas libres el arquitecto intenta que todas las dependencias importantes se abran a ellas.Su estilo neobarroco contrasta con los cercanos edificios racionalistas que se construían entonces.Para lograr dinamismo en las fachadas se remarca un primer plano, quedando otro hundido, del que surgen los miradores.Tiene decoraciones gótico-mudéjares inspiradas en el patio del Palacio de Santa Cruz.Fue ocupado desde 1886 por las dominicas francesas, que después se trasladarían a otro convento.Sin embargo, se trata de metápodos o huesos canon.Según el tamaño pueden ser de cordero, cabra, vaca o toro.La verticalidad se acentuaba antaño con dos mástiles previstos de los que en cada lado solo queda el arranque.
Calle de Santiago, postal de principios del siglo
XX