Es una sopa que se sirve recién elaborada y caliente.
Según Carlos Spinola, en su libro Gastronomía y cocina gaditana (1991), «este plato se conoce de la Reconquista, cuando los cristianos traídos a Cádiz llamaban perros a los musulmanes», quienes no comían carne de cerdo y en vez de eso preparaban una sopa de pescado con naranja ácida, abundante en Andalucía.
[2] La receta permaneció en secreto durante el siglo XIX y fue redescubierta por el periodista gaditano Mariano López Muñoz.
Se suele emplear un pescado fresco, generalmente pescadilla, que, habitualmente, se corta en rodajas sazonadas en sal.
La idea es estofar los ingredientes hasta que la cebolla quede deshecha para que quede una sopa al final.