El patrón del Cabildo era San Sebastián, cuya festividad se celebra el día 20 de enero.[2] Al principio, el Cabildo estuvo compuesto por 25 ballesteros de origen pechero, cuyos nombres figuran en la carta fundacional del Cabildo,[2] que, a cambio de mantener dos ballestas siempre preparadas, estaban exentos de pagar pechos, pedidos y monedas, y además eran beneficiados con sal y barreño.[2] Pero Blanca Alfonso de Molina únicamente estableció los privilegios que disfrutarían los componentes del Cabildo, pero no le otorgó a éste constituciones, lo que provocó que, a principios del siglo XIV, el número de ballesteros que lo componían hubiera quedado muy reducido, por haber fallecido muchos de sus miembros, y no haber establecido su sustitución por otros nuevos.[11] Y en el mismo documento de 1478, los ballesteros denunciaron que la desidia de los regidores de la ciudad, que eran grandes propietarios de rebaños, había permitido que el ganado, y fundamentalmente las ovejas, pastaran en las tierras cultivadas, ocasionando daños y perjuicios,[12] y también que dichos regidores habían consentido que la mayor parte de las dehesas boyales del señorío se transformaran en pastos para el ganado ovino.[14] Y el Cabildo designó entonces a San Sebastián como su patrón definitivamente.