Es una pieza tradicional presente en los alfares de toda la península ibérica y con cierta tradición conservada en los alfares gallegos de Buño, Niñodaguía y Bonxe.[1] El botijo de rosca, de timón o «botixo de roda», está basado en un cuerpo hueco y circular, similar a una rueda de bicicleta, que puede complicarse con otras circunferencias más pequeñas y unidas por ejes, todo ello hueco y comunicado para que pase el líquido.[3] Los más conocidos quizá se fabrican en la provincia gallega de Orense, en centros alfareros de larga tradición e importante producción como Buño y Niñodaguía,[4] e imitados luego por emporios de la cerámica como Sargadelos.La morfología de rosca, rueda o rollo, se repite en importantes focos alfareros como Agost en Alicante,[8] y la Guía de los alfares de España da documentación gráfica de su fabricación en Hinojosa del Duque (Córdoba), Verdú (Lérida), Bonxe (Lugo), Miravet (Tarragona) o Toledo.[9] También se han producido en Astudillo, llamados en esa localidad palentina los “babosillos”, como comenta Natacha Seseña.
El botijo de rosca -arriba, a la derecha-, en un catálogo de formas recogidas por la producción botijera de Agost.