Vives hubo de salir varias veces a saludar y el número fue repetido en tres ocasiones.
A partir de ahí, su éxito fue imparable: en los primeros veinticinco años, se representó unas dieciocho mil veces.
Dado el éxito, en 1920 y a instancias del Teatro Real de Madrid, se propuso su conversión en ópera, mediante el añadido de números musicales a las largas partes habladas.
No obstante, desde 1965 sólo se representa la versión original, a instancias de Antoni Ros Marbá.
Poco después se ven en persona por primera vez y tienen un flechazo.