Tras estallar la rebelión independentista venezolana que encabezó inicialmente Francisco de Miranda, se incorporó al ejército realista como cadete (1812).
Ya incorporado al Ejército Libertador del Perú, fue ascendido a sargento mayor.
Ascendido a teniente coronel en 1822, pasó a integrar la Legión Peruana, y participó en la Segunda Campaña de Intermedios, conducida por el general Andrés de Santa Cruz hacia el sur del Perú, donde todavía resistían los españoles.
En tal calidad apoyó la marcha efectuada por el presidente Gamarra para sofocar la rebelión federalista del coronel Gregorio Escobedo.
Retornó a Lima, donde solicitó su reforma, pero implicado en una conspiración, fue apresado y confinado en las cercanías de Trujillo, en el norte del Perú (1832).
Gracias a la pronta intervención del cirujano francés Forall se restableció tiempo después, componiéndosele su mandíbula mediante un vaciado de plata.
El Protector huyó hacia Lima, para pasar luego a Arequipa donde lo acogió Cerdeña; ambos decidieron partir al destierro.
Junto con otros oficiales abordaron la fragata inglesa Sammarang y enrumbaron a Guayaquil.
Falleció en Lima en 1854, y durante dos días antes se desarrollaron sus funerales en la Iglesia de La Merced.