Al ver a la hermosa elfa, bellísima incluso entre las de su especie, Beren se enamoró.
En su viaje a la tierra del enemigo, el aventurero llegó a Nargothrond, una fortaleza élfica, en la que se le unieron diez guerreros bajo la dirección del rey Finrod, quien había hecho un juramento de amistad al padre de Beren.
Haciendo uso de la magia, tomaron la forma del murciélago Thuringwethil y el lobo Draugluin a quien Huan había matado.
Ahí Lúthien cantó una canción mágica que hizo caer al Señor Oscuro en un sueño profundo, tras lo cual Beren sacó un Silmaril de su corona.
Mordió y engulló la mano de Beren, aquella con la que sostenía el Silmaril.
[1] Carcharoth ardiendo desde sus entrañas por virtud de la luz pura del Silmari, corrió enloquecido.
Le dieron muerte, pero murieron también ellos, no sin que antes Beren, habiendo recuperado el Silmaril del estómago de la bestia, lo consiguiera entregar a Thingol.
Y ahí moraron por el resto de sus vidas, hasta que ambas se extinguieron.
Como a Lúthien, se les dio la oportunidad de ser contados entre los Elfos o entre los Hombres.
[2] Algunas fuentes indican también que la familia de Edith en un principio desaprobaba a Tolkien por ser católico.
[4] Huan recuerda a varios sabuesos fieles de leyenda, como Garm, Gelert o Cafall.