Batavia (barco)

Su epónimo refiere a la ciudad de Batavia (Indias Orientales Neerlandesas), actual Yakarta.

Su comandante, Francisco Pelsaert, navegó hacia Batavia para buscar ayuda, por lo que dejó a cargo al alto funcionario de la VOC, Jeronimus Cornelisz, sin saber que él había estado planeando un motín antes del naufragio.

Cornelisz engañó a unos veinte hombres bajo el mando del soldado Wiebbe Hayes para que buscaran agua fresca en islas cercanas, dejándolos morir.

[6]​ Muchos artefactos del Batavia se encuentran en el Museo de Naufragios de Australia Occidental en Fremantle, mientras que una réplica del barco está anclada como un barco museo en Lelystad, en los Países Bajos.

La VOC emitía cartas que daban especificaciones detalladas para estos barcos, las cuales se actualizaban de vez en cuando.

Sin embargo, los diseños no existían como planos o dibujos que determinaran la forma del casco.

[14]​ Navegó bajo el mando del comandante y comerciante principal Francisco Pelsaert, con Ariaen Jacobsz sirviendo como capitán.

Pelsaert se dio cuenta de la situación desesperada y decidió buscar agua en el continente.

Jacobsz también fue arrestado por negligencia, aunque Pelsaert no sospechó de su culpabilidad en el posible motín.

[24]​ Cornelisz fue uno de los pocos hombres que permaneció en el Batavia para saquear y robar.

Cornelisz hizo planes descabellados para iniciar un nuevo reino, utilizando el oro y la plata del naufragio.

Se les dijo que enviaran señales de humo cuando encontraran agua y serían rescatados.

Cornelisz nunca cometió ninguno de los asesinatos por sí mismo; aunque intentó, pero no logró, envenenar a un bebé (que finalmente fue estrangulado).

[28]​ En total, los seguidores de Cornelisz asesinaron al menos a 110 hombres, mujeres y niños.

[29]​ Un pequeño número de mujeres fueron mantenidas como esclavas sexuales; entre ellas estaba Jans, la cual Cornelisz se reservó para sí mismo.

En un inicio, desconocían las masacres que estaban ocurriendo y enviaron señales de humo preestablecidas anunciando sus hallazgos.

[30]​ Cornelisz se apresuró a aprovechar las noticias del agua en la otra isla, ya que su propio suministro estaba disminuyendo y la continua supervivencia de los soldados amenazaba su éxito.

Los hombres que escaparon se reagruparon bajo el mando del soldado Wouter Loos e intentaron de nuevo, esta vez utilizando mosquetes para sitiar el fuerte de Hayes y casi derrotar a los soldados.

Hayes llegó primero al barco y pudo presentar su versión de la historia a Pelsaert.

Después de un breve juicio, los peores delincuentes fueron llevados a la Isla Seal y ejecutados.

Esto los convirtió en los primeros europeos en haber vivido de forma permanente en el continente australiano.

A esto se sumaron varios artículos comerciales transportados como parte de la carga del barco.

[40]​ Para facilitar la supervisión y cualquier tratamiento futuro, los maderos del casco se erigieron en un marco de acero.

[43]​ Este dinero estaba destinado a la compra de especias y otras mercancías en Java.

Pelsaert fue instruido para recuperar tanto dinero como fuera posible a su regreso a las Islas Abrolhos, por lo que utilizó buzos «para intentar si es posible recuperar todo el dinero [y] el cofre de joyas que antes de su partida ya había sido salvado en la pequeña isla».

[44]​ Recuperar el dinero no fue sencillo, pues Pelsaert reportó dificultades para sacar los cofres pesados, como ocurrió el 27 de octubre de 1629, cuando un cofre tuvo que ser marcado con una boya para su recuperación posterior.

Uno estaba atascado bajo un cañón, y el otro había sido abierto por los hombres de Cornelisz.

Había cuatro bolsas de joyas, cuyo valor se estimaba en unos 60.000 florines, y un camafeo romano de principios del siglo IV, así como otros muchos objetos expuestos actualmente en Fremantle y Geraldton (Australia Occidental) o recuperados por Pelsaert.

Tras varios viajes conmemorativos, el buque está amarrado como barco museo en Lelystad (Países Bajos).

[51]​ En 2001, el escritor galés Mike Dash publicó su libro Batavia's Graveyard: The True Story of the Mad Heretic Who Led History's Bloodiest Mutiny (El cementerio de Batavia: La verdadera historia del hereje loco que dirigió el motín más sangriento de la historia), un relato historiográfico de los acontecimientos y las personas a bordo del Batavia.

Localización del naufragio cerca de la costa de Australia Occidental
Supervivientes trasladados desde el naufragado Batavia a islas cercanas en los botes del barco.
Cementerio de Batavia, ahora conocido como Beacon Island , en el Grupo Wallabi, Islas Abrolhos
Masacre de los sobrevivientes.
Una de las víctimas de la masacre de Batavia, excavada en Beacon Island y ahora expuesta en el Museo de Naufragios de Fremantle. Varón, de unos 35-39 años, con el cráneo destrozado, el omóplato roto y sin pie derecho.
Ahorcamiento de los asesinos de Batavia.
La sección de popa del casco del Batavia y réplica de la puerta de entrada, ambas alojadas en las Galerías de Naufragio de Fremantle , Australia Occidental .
Monedas de plata Rijksdaalder recuperadas en el lugar del naufragio.
Réplica del Batavia