[1][2][3][4] Los desembarcos aliados en Salerno y Tarento en septiembre de 1943, continuaron con el lógico avance hacia Roma.
Esto ocurrió debido al difícil terreno de la península itálica, ideal para que los alemanes se atrincheraran en sus defensas.
Sin embargo, la entrada del valle estaba bloqueada por una colina, en cuyo centro se alzaba el pueblo de Cassino.
El punto más alto de la colina (1100 metros) fue elegido por los alemanes para detectar cualquier movimiento aliado, así como dirigir la artillería contra ellos con precisión.
Después de la guerra los alemanes negaron rotundamente haber utilizado el monasterio como fortaleza, si bien algunas unidades aliadas declararon lo contrario.
El 15 de febrero los bombarderos aliados destruyeron el monasterio e iniciaron el segundo ataque con el mismo resultado.
El último ataque contra Montecassino fue llevado a cabo por el Segundo Cuerpo polaco del general Anders y la Cuarta División india.
El primer asalto (11 de mayo al 12 de mayo) causó enormes bajas aliadas, pero el Octavo Ejército británico logró atravesar las líneas enemigas, logrando alcanzar el valle del Liri, justo debajo del monasterio.
Gracias a ese empuje francés, en la mañana del 18 de mayo, la vanguardia polaca ocupó el monasterio, que ya había sido abandonado.
El gobierno polaco en exilio creó una condecoración llamada Cruz de Montecassino para premiar a los soldados que participaron en esta campaña.
El desembarco se haría de forma simultánea con un masivo ataque frontal a la Línea Gustav intentando las fuerzas de la Commonwealth, los franceses, los polacos y los norteamericanos abrirse camino hacia el valle del Liri, y una vez en el río Liri, hasta Roma.
Las únicas unidades alemanas que cerraban el paso al río Liri en Cassino se hallaban desplegadas en el pueblo, al haberse acordado por el mando germano que el monasterio era un monumento histórico y no debía ser convertido en fortaleza.
En sus edificios, los únicos ocupantes eran monjes y civiles de Cassino que habían acudido a refugiarse en aquel santo lugar.
Cuando se habla de Cassino todo el mundo recuerda la defensa llevada a cabo por los paracaidistas alemanes, pero solo algunos saben que la primera fase de la defensa del área fue llevada a cabo por panzergrenadiers (Granaderos Panzer) junto con el teniente Antonio Gozzer y con notable éxito.
Confiados en que el castigo habría sido terrible para los defensores, los infantes dejaron sus posiciones y comenzaron a preparar el cruce del río con lanchas de asalto.
Cuando buena parte de las tropas norteamericanas estaban en esta tarea, los granaderos panzer, que habían sabido cobijarse durante los bombardeos, abrieron fuego con armas automáticas y morteros.
En pocos minutos, en la orilla sur del Rápido se amontonaban los muertos y heridos norteamericanos.
Solo unos pocos pelotones y compañías incompletas alcanzaron la orilla norte, pero una vez allí, quedaron aislados buscando cobijo desesperadamente ante el aluvión de fuego que se les venía encima y no pudieron consolidar la cabeza de puente.
Apoyados por cañones bien atrincherados que disparaban directamente contra las posiciones enemigas estimadas, los granaderos pulverizaron a los estadounidenses.
El general Frido von Senger preguntó a la 15.ª Panzergrenadieren por la situación y si podrían resistir el ataque enemigo.
La respuesta fue: "Los destacamentos de asalto del enemigo que cruzaron el río han sido aniquilados".
Se decidió entonces que tropas coloniales francesas del Cuerpo Expedicionario Francés (excelentes soldados de montaña) que se encontraban a 3 kilómetros al norte de la 34.ª División intentaran unirse a esta para presionar sobre los alemanes.
Los franceses conquistaron monte Belvedere, pero cuando les quedaba poco trecho para enlazar con los norteamericanos los granaderos panzer consiguieron detener su avance definitivamente.
Los veteranos paracaidistas alemanes se han desplegado en el pueblo y las laderas próximas pero tienen órdenes expresas de no ocupar el monasterio para evitar que sean objetivos militares.
El día 15, tras el ataque, el general Von Senger dio por fin permiso a los paracaidistas para ocupar las ruinas de Monte Cassino y convertirlo en un segundo baluarte defensivo detrás del pueblo.
A partir del 18, comenzó a nevar copiosamente y se detuvo el ataque británico, que además de no conseguir ningún avance, había supuesto ya centenares de muertos y heridos para sus unidades.
Hasta el 15 de marzo no se reanudó el asalto aliado sobre Cassino, nuevamente encabezado por los británicos.
No quedó ni un solo edificio en pie y los cráteres se superponían unos a otros en un espectáculo dantesco, semejante al paisaje lunar.
La evacuación se hizo de noche y en orden, aunque no pudieron cargar con los heridos.
La mañana del día 18 de mayo, tropas polacas tomaron el pueblo y coronaron Monte Cassino sin oposición.