Viendo su oportunidad de destruir el núcleo del poder español, Lautaro evadió a Villagra dejándole pasar al sur.
El toqui contaba con 10 000 guerreros[8] a los que se les sumaron otros 6.000 aliados promaucaes y picunches al mando de Panigualgo.
Tras esto, Lautaro se movió con sus fuerzas restantes cruzando el río a Lora donde estableció al lado sur del rio, un campamento fortificado a los pies del cerro Chiripilco.
[12] Al amanecer, Villagra lanzó un sorpresivo y feroz ataque en el que fue herido mortalmente de un lanzazo Lautaro cuando salía de su ruca armado con una partesana que presuntamente le pertenecía a Valdivia.
Diego de Rosales escribió unos cien años después de la batalla, Vicente Carvallo y Goyeneche sobre doscientos años más tarde.