Supuso una derrota catastrófica para las tropas del Ejército Católico y Real inmerso en el Giro de la Galerna.
Su hueste se había reducido a treinta o sesenta mil personas, de las que un tercio eran combatientes.
El combate comienza con una escaramuza entre las tropas vandeanas, dirigidas por Henri de La Rochejaquelein y la vanguardia republicana, que es momentáneamente rechazada.
La Rochejaquelein regresa a la ciudad, pero la mayoría de sus efectivos estaban dispersos y todos desconocían la proximidad del grueso del ejército republicano.
Los republicanos proceden entonces al asalto de la urbe, consiguiendo barrer las defensas, pero a un precio enorme.