Por su parte el ejército revolucionario de Timoteo Aparicio se encontraba próximo arreando caballadas.
Los blancos son los primeros en llevar adelante las cargas de caballería; Anacleto Medina choca contra el ala derecha del general Caraballo mientras que se intenta envolver la izquierda con las caballerías de Ángel Muniz.
El centro gubernista resiste el ataque y logra frenar el ímpetu arrollador de la caballería revolucionaria.
Timoteo Aparicio cerca la posición de Caraballo, intimándole la rendición para evitar derramar más sangre.
Luego de que los revolucionarios volvieran a vencer, en la batalla, se dirigirían hacia Montevideo, la capital del gobierno colorado, implantando un sitio en dicha ciudad, y tomando el Fuerte del Cerrito.