El 22 de mayo, los campesinos sublevados entraron en Barcelona y lo pusieron en libertad.
Poco después moría Pau Claris, y la difícil situación local e internacional llevó a la Generalidad a proclamar conde de Barcelona y soberano de Cataluña al rey Luis XIII, y el inicio de una ofensiva para recuperar todo el territorio catalán.
Este hecho permitió aprovisionar la ciudad y provocó la retirada del mariscal La Mothe a Valls.
Con todo, las fuerzas francesas continuaron rodeando Tarragona con las guarniciones de Constantí, Salou, Villaseca, Tamarit, Altafulla y Torredembarra.
Las tropas francesas y catalanas intentaron consolidar el dominio sobre las tierras de poniente y el sur de Cataluña asediando de nuevo Tarragona, atacando Monzón, defendiendo Lérida y finalmente intentando recuperar Tortosa.