El 22 de mayo, los campesinos sublevados entraron en Barcelona y lo pusieron en libertad.
En septiembre, el ejército de Felipe IV ocupó Tortosa gracias a la alianza con la clase señorial catalana y el obispo de la ciudad, que, como la gran totalidad de los obispos que ocupaban las sedes catalanas, era políticamente realista.
La resistencia se prolongó tres días dentro de la ciudad, hasta que los sublevados se rindieron y pactaron la capitulación para el día siguiente.
Además, las tres jefes militares de la plaza (Antoni d'Armengol (Barón de Rocafort), Jacint Vilosa y Carles Bertrolà i de Caldés), así como el alcalde y los jurados (concejales) de la villa fueron juzgados sumariamente por traición y aquella misma noche fueron muertos en el garrote vil.
[cita requerida] El ejército continuó avanzando en dirección a Barcelona y el 24 de diciembre se ocupa Tarragona, donde ya habían llegado los primeros refuerzos franceses gracias al tiempo que dieron los resistentes de Cambrils.