Su jefe era el teniente coronel Emilio Perera, quien desconocía la presencia de los insurrectos y debía avanzar hacia el este porque su misión era ir a Sabana Vieja situada en esa dirección.
En esos momentos cayó el caballo del jefe español, quien recibió un fuerte golpe y tuvo que entregar el mando al Capitán Cabello.
El objetivo de Gómez y Maceo era proseguir la marcha hacia el Occidente a la mayor brevedad posible.
Por esa razón, aunque las instalaciones del ingenio ofrecían una excelente posición defensiva, no trataban de sostener allí el combate y, por otra parte, se corría el peligro de que acudieran otras columnas españolas que podían dar al traste con la invasión.
Después, aunque la tropa enemiga mantuvo su posición, su capacidad ofensiva estaba disminuida y su mando ordenó el repliegue sobre Calimete, apoyándose en la reserva.