Después de la conquista española, la ciudad se dividió políticamente en tres partes: La traza, que era exclusivamente para españoles y las parcialidades indígenas de Santiago Tlatelolco al norte y San Juan Tenochtitlán, la cual rodeaba la traza y se dividía en 4 barrios que se denominaron Santa María Cuepopan, San Pablo Zoquipan, San Sebastián Atzacoalco y San Juan Moyotla.
[1] La fundación de estas capillas se atribuye según la tradición franciscana a Fray Pedro de Gante, aunque también otras fuentes atribuyen su fundación a Hernán Cortés o la Segunda audiencia.
[2] A mediados del siglo XVI se fundan dos instituciones de gran importancia.
[4] El hospital contaba con un teatro, ya que recibió una cédula real que lo autorizaba a dar funciones de teatro público para su sostenimiento, siendo la única institución colonial en recibir este beneficio, el cual perduró hasta 1822.
La parte oriente del barrio la componían pantanos y terrenos cenagosos, por lo que no tuvo desarrollo sino hasta finales del siglo XVIII, y el vecino barrio de la Candelaria Atlampa se fue despoblando paulatinamente hasta que casi desapareció.
Para realizar esta apertura, fue necesario demoler una capilla dedicada a los Santos Reyes, la cual había sido construida por los vecinos de esa parte del barrio, llamada Tequiscaltitlán y que había sido terminada en 1732.
[12] El arquitecto Ignacio Castera construyó su casa en la esquina de Revillagigedo y Victoria.
La academia fue la sociedad literaria mexicana más importante del siglo XIX y estuvo en funciones hasta 1856.
[14] El mercado fue diseñado con un concepto estrictamente utilitario y carente de ornamentos, que reflejaba la situación económica inestable del país, aunque el arquitecto Griffon introdujo en el edificio del mercado varias innovaciones para la época, como fue el uso de una armadura de hierro que permitió techar el patio central y al mismo tiempo le proporcionaba iluminación y ventilación, así como pisos de cemento y para los cajones exteriores se colocaron celosías de madera para ventilación así como protección para la lluvia.
el convento de Corpus Christi pasó a ser propiedad de José Ives Limantour, quien lo mandó demoler para construir su casa, dejando en pie sólo el templo, mientras que el hospital real de Naturales fue entregado al impresor Ignacio Cumplido, quien estableció ahí su imprenta y lo habitó hasta su muerte en 1880.
[18] El convento fue demolido para construir la nueva fábrica, dejando sólo el templo en pie.
[14] Posteriormente parte del edificio se convirtió en hospital de la Cruz Verde.
[16] Las maniobras para desmantelar la portada, trasladarla y montarla en la casa de San Ángel fueron dirigida por el arquitecto Vicente Mendiola.
Los comerciantes que vendían flores en el perímetro del edificio fueron reubicados en un nuevo mercado en la calle de Pescaditos.
Finalmente Los comerciantes que vendían productos misceláneos como jarciería, mercería y productos no perecederos fueron enviados a un mercado construido en 1955 en lo donde hoy se ubica la estación salto del agua del Metro de la Ciudad de México.