Los estudiosos creen que puede haber sido un charivari tradicional, con bailarines disfrazados como hombres salvajes, seres míticos a menudo asociados con demonios, los cuales eran representados con frecuencia en la Europa medieval y fueron documentados en escritos del período Tudor en Inglaterra.
"[7] Carlos mató a cuatro hombres[8] antes que su chambelán lo tomara por la cintura y lo lograra controlar, luego de lo cual cayó en estado de coma, en el que permaneció durante cuatro días.
[5] Carlos continuó con sus facultades mentales "frágiles", creyendo que estaba hecho de cristal, y según el historiador Desmond Seward, corría "aullando como un lobo por los pasillos de los palacios reales".
[11] En la obra Un espejo distante: El calamitoso siglo XIV, la historiadora Barbara Tuchman indica que el médico Harsigny, tras rechazar "todos los ruegos y ofrecimientos de riquezas para que se quedara",[12] dejó París y ordenó a los cortesanos que blindaran al rey de sus responsabilidades de gobierno y liderazgo.
[1] Para rodear a Carlos con una atmósfera festiva y para protegerlo de los rigores del gobierno, la corte se dedicó a preparar entremetimientos elaborados y modas extravagantes.
[1] Máscaras fabricadas con los mismos materiales cubrían las caras de los bailarines y ocultaban sus identidades a la audiencia.
Se habían dado órdenes estrictas que prohibían el encendido de las antorchas del recinto y se prohibió la entrada al recinto durante el acto de toda persona que portara una antorcha, para minimizar el riesgo de que los disfraces fácilmente inflamables se prendieran fuego.
[1] Según el historiador Jan Veenstra los hombres saltaban y aullaban "como lobos", decían obscenidades e invitaban a la audiencia a adivinar sus nombres mientras bailaban en un frenesí diabólico.
[1] Las fuentes no coinciden sobre si la duquesa se acercó a los bailarines y apartó al rey para conversar con él, o si en cambio el rey se desplazó hacia donde estaba la audiencia.
[1] El Monje de San Denis dejó una crónica muy vívida del evento: "Cuatro hombres se quemaron vivos, sus genitales llameantes cayeron al suelo ... soltando un chorro de sangre".
El instigador del evento, Huguet de Guisay, sobrevivió un día más, y según Tuchman ese tiempo lo pasó "maldiciendo e insultando a los otros bailarines, los muertos y los vivos, hasta que expiró".
[23] El asesinato del duque de Orleans desencadenó una guerra civil entre los borgoñones y los orleanistas (denominados Armagnacs), que duró varias décadas.
Froissart escribió que los bailarines estaban encadenados uno al otro, lo cual no es mencionado en el registro del Monje.
Además, ambos cronistas no se ponen de acuerdo sobre el propósito del baile.
Según la historiadora Susan Crane, el Monje describe el evento como un salvaje charivari con la audiencia tomando parte del baile, mientras que la descripción de Froissart sugiere una representación teatral sin participación de la audiencia.
[25][31] La crónica del Monje es generalmente aceptada como esencial para entender a la corte del rey, sin embargo su neutralidad pudo verse afectada por su simpatía con la Casa de Borgoña y su oposición a la Casa de Orleans, haciendo que describa a la pareja real en forma negativa.
[33] El manuscrito Froissart, fechado entre 1470 y 1472, de la Colección Harley de la Biblioteca Británica, incluye una miniatura que ilustra el suceso, titulada Dance of the Wodewoses y atribuida a un pintor anónimo conocido como Maestro del Froissart Harley.
Esta edición tiene 25 miniaturas en los márgenes; la única ilustración a página completa es la del Bal des Ardents.