Es navegable solo en 120 metros; tiene el 87 por ciento del territorio ocupado, y el 63 por ciento de sector productivo cuenta con 71 atraques y 50 muelles.Los constantes ataques de corsarios y piratas durante los primeros años del siglo XVI, así como los constantes asedios expansionistas de Francia, Inglaterra y Holanda, obligaron a la Corona española a establecer un sistema defensivo para proteger la ubicación de la bahía y su puerto.Allí la profundidad de la bahía era de 16 a 18 brazas, por lo que los buques podían atracar a lo largo del litoral, directamente a la costa, empleando añadiduras o salientes de tablas sobre horcones.En sentido general, la distribución del puerto era la siguiente: Desde el Castillo de La Fuerza hasta la plaza de San Francisco se encontraban los muelles principales, que prestaban servicio a los barcos provenientes o con destino a ultramar.Unido a ello, la vida de la ciudad y del litoral del puerto se iría transformando, construyéndose, para el disfrute de la población, varios espacios públicos como la Alameda de Paula (1772).
Óleo del puerto de La Habana (1665).
USS
Maine
hundiéndose tras ser reflotado y remolcado desde el Puerto de La Habana