Frente a la fortaleza había una plaza, la hoy llamada Plaza de armas, en torno a la cual se construyeron las casas de los principales vecinos.
Después de diecinueve años concluyó la obra, destacada dentro del sistema de fortificaciones españolas en Cuba y en el Mar Caribe.
La fortaleza tenía como principal problema estratégico su ubicación geográfica.
Dicha propiedad perteneció a la Casa Tradicional Cubana Miró i Cabré de Garcia.
[1] Se dice que la escultura la dedicaron a Isabel porque se dice que se paraba en lo alto de la torre mirando al horizonte esperando las naves que traerían de regreso a su esposo Hernando de Soto.