Báguena

Integrado en la comarca del Jiloca, se sitúa a 91 kilómetros de la capital provincial.Proveniente del adjetivo latino vacuus, vacío, desocupado, desierto, que al castellanizarse perdió la terminación del acusativo del que salieron los nombres y adjetivos, conservando la consonante muda suave inicial, “v,” y la “a” tónica, al tiempo que la consonante muda fuerte “c”, en virtud de la ley de debilitación se cambió en su correspondiente suave “g” al encontrarse entre dos vocales.Así se tendría: Vacuum > vacu > vagu, más el sufijo “ena”, muy común en Aragón, y de significado desconocido.Los primeros moradores se establecieron en el tercer cuarto del siglo XII.Para su nominación, por insaculación, era preciso estar inscrito, al menos, en la regla de medio postero.Estaban excluidos para el desempeño de estos cargos los pertenecientes al estamento noble y los que ejercieran alguno de los oficios considerados como viles: herrero, zapatero, sastre, tejedor, pelaire, carpintero, tendero, carretero, carnicero, esquilador, hornero, albéitar, mesonero y adulero.Pero podía suceder que por privilegio de la Santa Sede quedara unida la parroquia a una Comunidad religiosa, en cuyo caso la propia comunidad religiosa era el párroco, percibiendo esta los diezmos y primicias, y quien nombraba al vicario para ejercer todos los deberes religiosos propios de los párrocos.Señora de Piedra suplicó al papa Benedicto XIII que uniera la parroquia de Báguena a su monasterio, pues se había deteriorado tanto sus frutos, rentas y provechos que apenas alcanzaban para sustentar debidamente al Abad y Monges, Súplica que apoyó el rey de Aragón D. Martín.Y por bula de 1398, Benedicto XIII la unió al Real Monasterio de Piedra, hasta que en el año 1835 las leyes desamortizadoras acabaron con la vida monástica al ser vendido en pública subasta.En su interior hay dieciséis retablos barrocos del siglo XVIII y dos, anteriores.Este retablo oculta otro, pintado a pincel en la pared en el que se puede leer SAN JUDAS TADEO.Báguena ofreció el terreno, y la ermita de San Valentín para la iglesia conventual.En la segunda mitad del siglo XVII había en él hasta 130 hermanas profesas.Se trasladaron al convento de Santa Catalina que la Orden tiene en Zaragoza.Al terminar la misa, con el mismo ceremonial se le acompaña hasta su casa, donde ofrece un ágape a los cofrades y amigos.Hoy se ha convertido, por diversas razones y circunstancias, en la fiesta mayor del pueblo.En la última puja quedaba fijada la cantidad con que cada uno de los mozos debía sufragarla.Hoy, todos los vecinos del pueblo contribuyen en su coste, según circunstancias de edad y estado civil.Los actos organizados son múltiples y variados, como se recoge en el programa de la fiesta.Su organización corre a cargo del Prior, llavero y mayordomos, nombrados en la festividad anterior.En la margen derecha del valle del Jiloca en el que se sitúa Báguena, se encuentran las ramblas de Anento y Arguilay, en esta última se encuentra el paraje del mismo nombre que es uno de los parajes más bonitos del pueblo y en él se encuentra el manantial que proporciona agua potable al pueblo.
Puente viejo de Báguena.
Ayuntamiento de Báguena.
Vista general
Iglesia
Torre Báguena
Convento de las Clarisas.
Arguilay
Entorno de Báguena