[1] La obra reimagina la trama del poema fragmentario Gerioneida, del autor griego Estesícoro, donde se cuenta el episodio de la vida de Heracles en el que mata al monstruo rojo y alado conocido como Gerión para robar su ganado.
En la novela, Carson imagina a Gerión como un adolescente gay con alas que vive en la época actual y que se enamora de un muchacho rebelde llamado Heracles, quien le rompe el corazón.
Días después, Heracles termina la relación con Gerión y lo envía de regreso a casa, lo que le deja devastado.
[13] Gerión ve renacer los sentimientos que tenía por Heracles y se siente celoso de Ancash.
Esto la llevó a decidirse por reescribir el mito en forma de novela.
Las primeras versiones de la obra estaban escritas por completo en prosa, pero un día empezó a experimentar un poco con la forma y probó una alternancia de versos largos y cortos, que finalmente adoptó para la versión final.
[23] La obra se encuentra dividida en siete partes: dos introducciones, tres apéndices, la novela propiamente dicha y un epílogo.
[25] La segunda introducción reúne los fragmentos que han sobrevivido de la Gerioneida, traducidos y ordenados por la autora.
El epílogo, por su lado, muestra una entrevista ficticia de Carson a Estesícoro.
La representación ambivalente de Gerión es justamente la razón por la que figuras como Dante Alighieri lo han mostrado como la «personificación del embuste», con un cuerpo en que se mezclaban partes humanas y partes animales.
Entre las interpretaciones sobre lo que simboliza en Gerión están: su interioridad,[29] su creatividad y su fuerza interna.
No obstante, las alas posteriormente provocan una reacción bastante realista cuando son vistas por Ancash, el nuevo novio de Heracles.
Además, casi al final de la obra, Gerión utiliza una vez sus alas para volar.
Una vez que descubre su relación con los «Yazcol Yazcamac», Gerión vuela al cráter de un volcán y emerge como una figura heroica, aún con sus características que lo definían como monstruo, pero habiendo dejado atrás sus inseguridades.
[39] Al considerar los abusos que Gerión sufre de niño y el dolor ante la ruptura amorosa con Heracles, la novela también puede ser interpretada como una historia de supervivencia al trauma por medio del arte.
Cuando el lenguaje se vuelve insuficiente para expresar su experiencia, decide empezar a tomar fotos.
La depresión ante la separación la expresa más tarde en otra fotografía, titulada «Si duerme le irá bien».
«Odio cuando lloras... ¿No puedes simplemente follar y no pensar?», le reclama durante una noche.
[51] En un sentido más fundamental, Heracles y Gerión conciben dos formas distintas de entender una relación.
Mientras Gerión busca ser dominado y persuadido, Heracles ve el amor como una aventura que debe conquistar.
Sin embargo, Gerión se niega a reconocerlo y prefiere vivir en la memoria del amor entre los dos en lugar de aceptar la separación.
[54] Al momento de terminar la relación con Gerión, Heracles le afirma que lo hacía porque eran «verdaderos amigos» y que por ello quería «verlo libre», a lo que Gerión le responde en su mente «No quiero estar libre quiero estar contigo», como rechazo a la actitud de Heracles de negarse a reconocer su dolor.
[56] El abandono de Heracles deja devastado a Gerión durante años y lo sume en un duelo por su amor perdido del que no intenta salir,[57] sino que busca en su interioridad un escape mientras el dolor continúa consumiéndolo.
[58] Años después, cuando vuelve a encontrarse con Heracles en Buenos Aires, Gerión siente su deseo por él despertar.
Sin embargo, cuando posteriormente tienen relaciones sexuales, Gerión empieza a llorar mientras se imagina diciéndole: «Hace mucho tiempo te amé, ahora ya no sé quién eres» y medita sobre cómo dos personas pueden estar juntas, pero a la vez sentirse separadas.
[59] Cuando Ancash le reclama a Gerión por haber tenido sexo con Heracles y le pregunta si aún lo amaba, Gerión refuerza esta realización al confesar que «En mis sueños lo amo (...) sueños de días pasados».
[16] A lo largo de la novela, Gerión emprende un proceso de evolución como personaje que le permite encontrarse a sí mismo y asimilar las situaciones que ha experimentado en su vida.
[63] Sus alas representan libertad, pero Gerión aún no se encuentra listo para usarlas.
[1] El poeta Mark Halliday, en la reseña de Chicago Review, fue más ambivalente en su apreciación.
Aunque calificó el inicio del libro como prometedor y encomió el «lirismo conciso» de Carson, afirmó que la narración se volvía aburrida y que su temática central de rechazo amoroso había sido mejor abordado por Carson en obras anteriores.