Entre sus obras más reconocidas se encuentra la novela La rosa muerta (1914) estudiada por su conexión con el modernismo literario.
En 1891 siguiendo la carrera diplomática de su padre se trasladaron a Inglaterra y Francia.
En esta etapa empieza a participar activamente en el mundo intelectual de Buenos Aires, escribiendo artículos para diversos periódicos entre ellos el Búcaro Americano donde publicaron autores como Ricardo Palma, Amado Nervo, Rubén Darío o Leopoldo Lugones y La Filosofía Positiva fundado por sus compatriotas Clorinda Matto de Turner y Margarita Práxedes Muñoz también exiliadas.
En la capital francesa conoció al que sería su esposo, el novelista, periodista, diplomático y bohemio guatemalteco Enrique Gómez Carrillo quien era ya el escritor latinoamericano de mayor visibilidad en París y una de las figuras centrales del Modernismo.
Ambos frecuentaron los mismos circuitos intelectuales en Latinoamérica y Europa, de hecho ambos colaboraron en El Liberal.
En 1930 cuando Luis Miguel Sánchez Cerro derrocó a Leguía, Aurora Cáceres volvió a Lima y reactivó su organización Feminismo Peruano pero adjunto las iniciales de su nombre Z.A.C ya que no aceptaron su presidencia vitalicia.
[3] En los años de la II Guerra Mundial, Aurora Cáceres fundo la organización antifascista "Acción Femenina".
Estudios y trabajos en el siglo XXI reivindican el nombre de Aurora Cáceres junto al de otras escritoras como Delmira Agustini, Gabriela Mistral o Alfonsina Storni que se adhirieron a la estética modernista en su obra.
[6] En 1914 con su novela La rosa muerta publicada París se consagra como referencia en el nuevo movimiento literario hispanoamericano.
El contenido de Mi vida con Enrique Gómez Carrillo es revalorizado como un texto a partir del cual repensar el mapa intelectual del Modernismo desde una perspectiva de género señala la investigadora Vanesa Miseres.
[6] Su novela La rosa muerta publicada en París en 1914 y reeditada en Estados Unidos de Norteamérica por Stockcero en 2007 comparte abundantes características formales con la prosa modernista pero desafía los parámetros ideológicos del movimiento.