Augusto Lutz

El general Lutz participó en las operaciones del golpe, desde su cargo de Inteligencia.

En ese cargo, estuvo involucrado en la desaparición y posterior muerte del periodista Charles Horman.

Una testigo siguió al vehículo que lo llevó hasta el Ministerio de Defensa.

Fue encontrado en las calles de Santiago y trasladado al Instituto Médico Legal.

El general Augusto Lutz, director de Inteligencia del Ejército, intercedió ante la FACh y evitó un desenlace dramático.

Estos iban en aumento, mientras Contreras los sobrellevaba permanentemente y contaba con el apoyo de Pinochet.

Su hija, Olga, narra que estaba con su padre cuando la radio dio la noticia de la muerte del matrimonio.

Relata que se puso pálido y, con una mezcla de tristeza e indignación, expresó “Esto no puede ser”.

Había concurrido a la reunión con una grabadora escondida en la guerrera registrando la conocida frase de Pinochet:

Ante lo cual había decidido que, al año siguiente, se iría irrevocablemente del Ejército.

Su voz tuvo importancia en los primeros meses de 1974, pero sus posiciones jamás resultaron cómodas para la cúpula militar, así que su paso por la V División fue interpretado -incluso por él mismo- como un desplazamiento.

Su hija Patricia Lutz[13]​ sostiene que allí firmó su sentencia de muerte.

Una noche después fue a un cóctel y al día siguiente se enfermó, fue al hospital de Punta Arenas y le diagnosticaron Várices esofágicas, una enfermedad comúnmente asociada a los hábitos alcohólicos, pero Lutz no bebía.

Fue operado y la cirugía derivó en septicemia por lo que el diagnóstico había errado: Lutz sufría de úlcera.

Durante veinte días estuvo en el Hospital Militar, sufriendo una operación tras otra.