Ataque al batallón de Monte Chingolo
Las fuentes cercanas al ERP mencionan que el Ejército Argentino ejecutó a 23 milicianos heridos, una práctica habitual que se había ya perpetrado en Trelew en 1972, en la masacre del ataque en Catamarca y en esta ocasión en Monte Chingolo.La supuesta ejecución de los prisioneros no puede ser corroborado más que con fuentes parciales al ERP sin olvidar la declaración de un general del mismo Ejército Argentino responsable del operativo.[13] Luis Mattini, por su parte, declaró posteriormente que: «El objetivo era recuperar una cantidad importante de armamentos para fortalecer la guerrilla instalada en Tucumán y, a la vez, producir un golpe de efecto que disuadiera o postergara la inminente intervención militar.Eran toneladas de armas y se habían dispuesto seis camiones para trasladarlas.» La preparación del ataque duró meses.El arquitecto Roberto Stegmayer (sargento Federico) preparó una maqueta del cuartel.Daniel Pereyra[15] (2014) por su parte sostiene que la columna de ataque estaba conformada por 60 combatientes y en las contenciones, postas sanitarias, logística, cortes había 200 individuos más, totalizando 260 miembros del ERP.La organización Montoneros había informado a la inteligencia del ERP acerca de la infiltración (Pereyra, 2004), pero Santucho desechó la investigación al respecto y se negó a abortar la operación ya que confiaba plenamente en la fortaleza de Ledesma.Una tarde, un alto oficial que no era de inteligencia, quiso conversar con él.Nélida "Pola" Augier, encargada de la contra inteligencia del ERP, reconoce que Ranier venía siendo cuestionado hace un tiempo.El "Oso" estaba infiltrado hace 15 meses y era chofer de Logística del ERP.Se había decidido que Santucho no debería participar y Gorriaran Merlo estaba sancionado.[5] Los periodistas Eduardo Anguita y Daniel Cecchini afirmaron haber tenido acceso a una serie de documentos desclasificados del Ejército Argentino fechados en 1992 que desmentían la hipótesis de que el batallón habría recibido información del inminente ataque por parte de la inteligencia militar y se habría preparado para la defensa del cuartel.Yofre comenta que el general Albano Harguindeguy le expresó: «Un día antes del ataque en Monte Chingolo, Valín pidió hablar urgentemente conmigo.Lo analicé con los coroneles Alberto Alfredo Valín, jefe del Batallón 601 de Inteligencia y Edgardo Calvi.Por su parte el periodista Ricardo Ragendorfer en su libro Los Doblados afirma algo similar: el general Albano Harguindeguy había convocado al coronel Abud, jefe de unidad del Batallón de Arsenales 601, para advertirle del inminente ataque.La columna principal, que transportaba unos 55 guerrilleros según otras fuentes, se abrió paso dividiéndose en dos a fin de rodear la Guardia Central, pero debió detenerse luego de veinte metros al encontrarse con zanjas y montículos.Se reagruparon para proceder a ocupar el resto del cuartel cuando llegaron los refuerzos de los militares.A las 21:47, dos bombarderos Canberra lanzaron bengalas, mientras helicópteros artillados iluminaban el área con reflectores,[2] permitiendo a efectivos del Ejército y la Policía bonaerense batir la zona en busca de aquellos combatientes que, heridos, habían logrado escapar y buscaban resguardo.Media hora más tarde, señaló el regreso de la columna con los detenidos.A partir de este momento, el registro se limita reflejar los preparativos efectuados para recibir la visita del Teniente General y futuro dictador, Jorge Rafael Videla.Un soldado conscripto, asistente de un alto oficial que participó de aquellos hechos declaró que la noche siguiente al ataque los militares llevaron a un galpón a varios detenidos, los pusieron en hilera y los fusilaron.La conducción del ERP intentó justificar el desastre militar de Monte Chingolo con la crisis interna de la Fuerza Aérea Argentina de días antes que había acabado con el pase a retiro del comandante en jefe, brigadier general Héctor Fautario, y su reemplazo por el brigadier general Orlando Ramón Agosti.Su hermano Julio Santucho recordó: "Robi estaba deprimido, casi no hablaba y tampoco comió.Fue la primera vez que le escuché decir «algo anda muy mal, Julito, nos estamos equivocando".Se subestimó al enemigo y además habían déficits de tipo militar en el ERP.Santucho, sin embargo, calificó a la acción como "derrota militar pero triunfo político".Arnold Kremer Balugano (Luis Mattini) el sucesor de Mario Roberto Santucho en 1976, en su libro “Hombres y mujeres del PRT-ERP” escribió que la consigna “una derrota militar y un triunfo político” era inentendible.[29][cita requerida].