Asociación para la Enseñanza de la Mujer

Además, si bien existía la posibilidad de asistir a algún colegio prestigioso, esta educación quedaba limitada casi de forma exclusiva a la esfera del hogar, y generalmente finalizaba cuando la mujer cumplía los quince años, momento en el que ya debía estar lista para contraer matrimonio.

Por otro lado, no se veía socialmente bien que estas mujeres asistieran a los colegios públicos, los cuales habían sido creados para alfabetizar a las clases populares, con las que no querían relacionarse.

[3]​ El escaso desarrollo industrial y agrario que caracterizó al país hasta finales del siglo XIX, no ayudó a crear la necesidad de que la mujer recibiera una instrucción formal y completa.

Por tanto, quedaba estancado por el momento cualquier atisbo de cambio que posibilitara a las mujeres el aprendizaje de conocimientos académicos y científicos que les ayudaran a progresar socialmente.

No sería hasta las últimas décadas del siglo XIX cuando este panorama comenzaría a cambiar progresivamente.

[2]​ Esta nueva apertura impulsó la labor de profesores e intelectuales que, influidos por la doctrina del krausismo, intentaron promover una sociedad más educada y moderna, y así lograr su deseo de que España se igualara a los países europeos más desarrollados del momento.

[9]​ Otras influencias que recibió la asociación fueron las ideas de importantes pedagogos como Johann H. Pestalozzi y Friedrich Fröebel.

[6]​ La Asociación se instaló en sus comienzos en un local perteneciente a la Escuela Normal de Maestras, en Madrid.

[6]​ Tras finalizar cada curso, las alumnas debían pasar un examen oral y escrito para demostrar los conocimientos aprendidos en cada asignatura.

A ello contribuyó, no solo su rico plan de estudios, sino también la asequible cuota mensual que las alumnas debían pagar, la cual, dependiendo de la escuela y el curso, oscilaba entre 10 y 15 pesetas.

[3]​ Esta asequible matrícula hizo posible que, tal y como deseaban sus responsables, las mujeres de clase media pudiesen ingresar.

[6]​ Además, la asociación contó con el apoyo económico de diversas instituciones, tanto públicas como privadas.

Ello haría que progresivamente fueran adoptando un papel activo y protagonista, tomando las riendas de su formación.

Durante la Guerra Civil la sede de la institución fue saqueada.Tras finalizar la guerra, la asociación siguió llevando a cabo su labor educativa, alfabetizando a los niños que habían interrumpido su formación escolar debido al conflicto, pasando a convertirse en un colegio de barrio hasta que, finalmente, cerró sus puertas en 1954.

La sede actual, que sigue estando en el mismo edificio histórico, alberga un archivo y una biblioteca.

Fernando de Castro y Pajares . Fundador de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.
Concepción Arenal . Estrecha colaboradora y socia de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.
Francisco Giner de los Ríos. Pedagogo y docente de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.
Gumersindo de Azcárate . Catedrático y docente de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.
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