Grupos de liberales persuadieron a Monagas para formas milicias para apoyar su gestión.
[2] El 23 de enero el Congreso solicitó al presidente José Tadeo Monagas que armase una milicia para defender el Congreso, pero este se negó,[5] sin embargo hubo 200 voluntarios para forma guardia a las órdenes de Guillermo Smith, sin embargo tras reclamos del ejecutivo esta se redujo a solo 20 hombres.
[3] Es asesinado por las turbas, el sargento Pedro Pablo Azpúrua y el jefe de la guardia del cuerpo legislativo, Guillermo Smith, fue apuñalado.
Para el momento en que los asaltantes logran ingresar al Congreso la mayoría de los diputados habían escapado, los restantes fueron dispersados por la turba.
Los parlamentarios Francisco Argote, José Antonio Salas y Juan García son asesinados por las turbas,[3] al igual que los milicianos del Congreso Julián García, Manuel Alemán y el capitán Miguel Riverol.
[5] Por sugerencia del vicepresidente Diego Bautista Urbaneja, José Tadeo Monagas busca y reúne nuevamente a los miembros del Congreso el 25 de enero,[6] varios se negaron como Fermín Toro quien ante el requerimiento declaró: "Díganle ustedes al general Monagas que mi cadáver lo llevarán, pero que Fermín Toro no se prostituye…".
Páez se alzó contra Monagas pocos días después del 24 de enero; pero fue derrotado en los llanos y tuvo que refugiarse en Nueva Granada.