Santos Michelena se preocupó mucho por la educación comercial en Venezuela.
Con dieciséis años se incorporó como soldado a la causa emancipadora, pero herido en combate, se retiró a Valencia para recuperarse de las lesiones sufridas.
Hecho prisionero se le traslada a Coro, donde considerando su edad, se le deja en libertad a condición de que abandonara el país.
Residenciado en Bogotá hasta 1826, fecha en que cesaron sus responsabilidades parlamentarias, concursó y ganó el cargo de cónsul y agente fiscal de la Gran Colombia en Londres.
Derrotada la revolución por el general Páez, este se comprometió a mantener en sus grados militares a José Tadeo Monagas y los demás jefes y oficiales que habían participado en dicha sublevación.
Al regresar a Caracas, a fines del mismo año, convino en ocupar el cargo de alcalde segundo de la ciudad, al que renunció para retirarse a un fundo agrícola de su propiedad en Maracay.
Para 1844 fue postulado para la Presidencia de la República, en competencia con Diego Bautista Urbaneja y Carlos Soublette, en el cual resultó elegido este último.