El origen del símbolo «@» no está completamente claro, pero probablemente sea una ligadura, primero caligráfica y luego tipográfica, que representaba en la tradición paleográfica anglosajona a la preposición latina ad o, según otras fuentes, la conjunción at; en las diversas variedades de la escritura gótica cursiva castellana, y especialmente en la llamada escritura procesal representa al dígrafo an.
La carta encontrada está firmada por Francesco Lapiun, un mercader italiano, quien la envió en el año 1536, desde Sevilla a Roma.
En su carta, importante documento histórico que describe la carga de tres barcos que han llegado con mercancía desde América, Lapiun utiliza el símbolo arroba para referirse a "ánfora" y explica su equivalencia así:
Según indica el autor, debido a que las fuentes primarias medievales son muy fragmentarias, resulta muy difícil relacionarlas adecuadamente para su interpretación.
[4] En cualquier caso, puede darse por probada la utilización del signo a partir de los siglos XV o XVI en distintos lugares: en Italia (Florencia), en España (Castilla, Sevilla, Aragón y Cataluña), así como también en Francia.
También esta relación deriva de que, en inglés, el símbolo @ se lee at («a», «junto a» o «en») y por tanto indica que el usuario está hospedado «en» el servidor, en vez de ser un mensaje local.
De este modo, entre la identificación del usuario (remitente o destinatario) y el host servidor se necesitaba un signo que los separara.
[14] Desde finales del siglo XX, debido al auge del uso del lenguaje no sexista, se extendió la costumbre de hacer explícita la alusión a hombres y mujeres cuando se utilizan sustantivos o adjetivos que se refieren a personas en lugar de utilizar el masculino como género no marcado, como recomienda la Real Academia Española: Con el objetivo de economizar dicho uso del lenguaje, en un principio se extendió el uso del símbolo de la arroba (@) en español como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, ya que este signo incluiría en su trazo las vocales a y o: El empleo de la arroba para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo se popularizó en contextos informales, pero también se hizo muy frecuente en publicaciones de organizaciones feministas (partidos políticos de izquierdas, movimientos asociativos, prensa joven) e incluso ha sido empleado en algunas campañas institucionales.[¿cuál?]
[15] Posteriormente, a lo largo de las primeras décadas del siglo XXI, surgieron otras alternativas: La Real Academia Española (RAE) no admite ninguna de estas opciones por varios motivos: En el teclado de una computadora el símbolo no es totalmente accesible, debido principalmente a que cuando se diseñaron los teclados, este símbolo era muy poco usual (al contrario que en la actualidad, que es un símbolo sumamente usual).