Bohemia —junto con sus tierras incorporadas, especialmente Moravia— se clasificó así entre las zonas del Sacro Imperio Romano Germánico con los primeros ejemplos conocidos de la arquitectura renacentista.
La arquitectura renacentista coexistió con el estilo gótico en Bohemia y Moravia hasta finales del siglo XVI —por ejemplo, la parte residencial de un palacio se construyó en el estilo renacentista moderno pero su capilla se diseñó con elementos góticos—.
Las fachadas de los edificios renacentistas checos a menudo estaban decoradas con esgrafiados figurativos u ornamentales.
El esgrafiado figurativo, así como los adornos en relieve, se inspiraban generalmente en la Biblia o en la mitología griega.
En el siglo XVI, la nobleza educada en el humanismo pasó de los incómodos castillos góticos a los espaciosos castillos renacentistas recién construidos, con elegantes patios con arcadas y jardines dispuestos geométricamente con fuentes y esculturas.
[1] Las siguientes ciudades son famosas por su arquitectura urbana renacentista: Český Krumlov, Telč, Nové Město nad Metují, Jindřichův Hradec, Slavonice, Chrudim y Prachatice.
[1] Muchos ayuntamientos se construyeron en estilo renacentista, por ejemplo en Litoměřice, Nymburk, Prostějov, Volyně, Stříbro, Pilsen, Hradčany y la Ciudad Pequeña de Praga.
[1] Durante el siglo XVI, arquitectos, constructores, albañiles y artistas italianos en general se hicieron muy populares en la Corona de Bohemia.
El arquitecto italiano Giovanni Maria Philippi reconstruyó y amplió el Nuevo Palacio Real del castillo de Praga para el emperador.
Desafortunadamente, únicamente se han conservado algunas partes del mismo —Puerta de Matías, Sala española—.
Hasta el siglo XVII las instituciones eclesiásticas en Bohemia no tenían suficientes recursos para financiar la construcción de nuevos edificios religiosos.
Las iglesias recién construidas durante el siglo XVI fueron patrocinadas en su mayoría por familias nobles, municipios y por la corte real.
La capilla Italiana consagrada a la Asunción de María, contigua al antiguo colegio jesuita llamado Clementinum construida entre 1590-1600 para los italianos residentes en Praga y diseñada por el arquitecto italiano O. Mascarino, es muy importante para el desarrollo de la arquitectura sagrada en Bohemia porque es uno de los primeros edificios religiosos checos que no utiliza ningún elemento gótico.