Guerras husitas

Estos colonos formaban la clase alta bajo cuya dirección vivía la población checa.

Lo mismo sucedía con los textos religiosos, traducidos por el clero bohemio, precursor de la incipiente conciencia nacional.

El interés se centraba al principio en los escritos filosóficos, más que en los tratados teológicos y político-religiosos.

Para Wiclef, la Biblia constituye el fundamento de su ideología, en la cual debe basarse para sus argumentos.

Así pues, cada creyente tiene el deber de conocer por sí mismo la Biblia.

En su opinión, al celebrar la Eucaristía no se produce la transubstanciación del pan y el vino, es decir, que las sustancias pan y vino no se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo, sino que se trata más bien de un acto simbólico.

Deniega la obediencia a todo eclesiástico que se halle en pecado mortal.

Critica la autoridad del Papa y el bienestar material de la Iglesia, que contradice la ideología de la vida en pobreza, y pone en entredicho la autoridad del Papado en general.

A principios del siglo XIV Jan Hus tuvo conocimiento de estos escritos.

En esta ocasión, Jan Hus tuvo la ilusión de presentarse a la asamblea conciliar para defender sus doctrinas y ser declarado inocente.

El emperador prometió a Hus darle un salvoconducto para acudir allí y explicar sus postulados.

Hus llegó a Constanza el 3 de noviembre, dos días antes de que se abriera el concilio, donde se presentó a los teólogos del concilio, pero las trabas de sus propios compatriotas, que habían difundido un juicio muy negativo sobre él y sobre sus doctrinas, no permitieron que saliera triunfante como lo esperaba.

El Concilio le exigía que se retractara y abjurara públicamente de su doctrina.

Como el papa Gregorio XII había abdicado antes, la condena se hizo sin participación papal.

Poco tiempo antes de su muerte, Hus había aceptado una doctrina adoptada, durante su ausencia, por sus seguidores en Praga, denominada utraquismo en la que era obligado, para sus creyentes, el recibir la comunión bajo las dos especies.

Al mismo tiempo, los reformadores más radicales se negaban a reconocer cualquier autoridad, del tipo que fuere, deseando vivir exclusivamente según las leyes de la Biblia.

Los realistas fueron reforzados por nobles, caballeros y burgueses que declararon la guerra a los praguenses.

Las condiciones para la rendición resultaban inaceptables para los husitas, que llamaron en su auxilio a la población campesina.

Las atrocidades cometidas por los taboritas encolerizaron a los calixtinos, que se separaron de ellos y eligieron como su propio rey al príncipe lituano Zygmunt Korybut, quien contaba con el apoyo de su tío el rey polaco Vladislao II Jagellón porque le convenía tener una Bohemia independiente entre su país y el Sacro Imperio.

A las dietas imperiales convocadas por el emperador Segismundo en febrero y mayo de 1426 en Núremberg acudieron pocos delegados, y las decisiones allí tomadas contra los checos heréticos no pudieron ponerse en práctica.

Los realistas organizaron un ejército - al parecer de 36.000 hombres - que entró en Bohemia por Brüx, Osseg y Graupen.

La caballería alemana intentó cruzar las líneas, pero los husitas hicieron una salida y con unas horcas especiales les derribaban de las sillas.

En enero de 1427 se retiraron, no sin haber hecho antes los saqueos habituales.

El papa Martín V urgía para que se realizara otra cruzada y se entregó el mando supremo al cardenal Enrique de Beaufort, obispo de Winchester.

El partido católico reunió un gran ejército, al parecer de 80.000 hombres, entre los que había miles de arqueros ingleses, que se dirigió desde el Alto Palatinado hacia Bohemia.

El conde Juan del Palatinado logró al menos aniquilar en Tischenreuth a un contingente de mercenarios husitas que iban en su persecución.

En la dieta imperial celebrada en 1431 en Núremberg se decidió continuar la lucha contra los husitas, pero ello no cambió la fortuna de las armas.

Dado que las tropas imperiales no conseguían victorias decisivas contra los husitas, se llevaron negociaciones entre 1431 y 1433.

En octubre de 1433 vino una delegación bohemia a Basilea, pero continuaron las disputas infructuosas.

Solo un pequeño contingente, al mando de Jan Rohác, logró huir al castillo de Sion en Kutná Hora, donde resistieron hasta que fue conquistado finalmente en 1437 y Rohác ejecutado en Praga.

Ilustración del códice de Jena de la Batalla de Domažlice, ciudad de Chequia. siglo XV .