Armisticio de San Juan

Fue, tras la Mediación de Lavalle y la Conferencia de Arica, la tercera oportunidad en que Chile y Perú intentaron un acuerdo pacífico para evitar o finalizar la guerra.

Errázuriz fue impedido de pasar, pero Iglesias pudo hablar con Piérola, quien contestó que solo negociaría con ministros debidamente autorizados.

[1]​: 667–668 Tras esa respuesta, Manuel Baquedano, jefe del ejército chileno, ordenó preparar la continuación de la batalla al día siguiente.

Según Basadre en el campamento peruano existía pesimismo sobre la continuación de la batalla y que así le fue comunicado al dictador.

El teniente francés E. de León, agregado como observador neutral al Estado Mayor chileno, dio en sus Memorias la siguiente explicación:

Al final de la Batalla de San Juan y Chorrillos, tras haber sido expulsadas de los cerros Pamplona, de San Juan, de Santa Teresa y del Morro Solar, las tropas peruanas se atrincheraron en Chorrillos, el lujoso balneario de la aristocracia limeña, que fue cañoneado e incendiado por el ejército y la armada de Chile. Finalmente se luchó casa por casa en él. El balneario fue totalmente destruido. Las fuerzas peruanas retrocedieron hasta la línea de Miraflores, la segunda línea peruana de defensa de Lima.