Archieparquía de Bosra y Haurán

El primer obispo conocido es Berilo, que vivió en la época del emperador Caracalla (segunda década del siglo III), lo que indica una presencia cristiana precoz en la ciudad.

Esta declaración sugiere que en ese momento el cristianismo estaba extendido no solo entre los griegos de la ciudad, sino también entre las tribus árabes del desierto circundante.

Cuando la ciudad cayó en manos de los árabes musulmanes en 634, el cristianismo quizás sobrevivió como una Iglesia monofisita.

[2]​ El Anuario Pontificio indicó hasta 2007 que en 1687 se había restablecido la sede de Bosra o Bostra, sin embargo, en el momento del cisma de la Iglesia ortodoxa griega de Antioquía, que dio origen a la Iglesia católica greco-melquita (en 1724), no parece que Bosra tuviera un obispo.

De hecho, cuando Siage fue elegido patriarca en 1796 no se preocupó y tal vez no tuvo tiempo de nombrar un sucesor en la sede que había dejado vacante.

Sin embargo, solo dos años después lo transfirió a la sede episcopal de Sidón.

Una de las primeras preocupaciones del patriarca Maximos III Mazloum fue visitar personalmente esta antigua archieparquía abandonada.

Habiendo comprobado el progreso del catolicismo entre las filas de los melquitas, decidió restaurar la sede al nombrar al monje Lazare Fasfous, que tomó el nombre de Cirilo.

Sin embargo, a partir del Anuario Pontificio 2008 se expresa que la sede de Bosra fue restablecida en 1763 y que en 1881 agregó la denominación de Haurán, pasando a denominarse Bosra y Haurán.

Palacio archieparquial, en Jabab
Ruinas de la antigua Catedral de Bosra