La simplificación se logra dividiendo el espacio en varias partes, asignando a cada uno de los n cuerpos (por ejemplo, el Sol, un planeta y un satélite natural) su propia esfera de influencia.
Cuando la nave espacial está dentro de la esfera de influencia de un cuerpo más pequeño, solo se considera la gravedad entre la nave espacial y ese cuerpo más pequeño; de lo contrario, se utiliza la fuerza gravitacional entre la nave espacial y el cuerpo más grande.
Aunque este método proporciona una buena aproximación de las trayectorias para las misiones de naves espaciales interplanetarios, hay misiones para las que esta aproximación no proporciona resultados suficientemente precisos.
[3] Cabe destacar que no modela los puntos de Lagrange.
En un lanzamiento desde la Tierra a Marte, se requiere adoptar una trayectoria hiperbólica para escapar del potencial gravitatorio de la Tierra, luego se requiere adoptar una trayectoria elíptica o hiperbólica en la esfera de influencia del Sol, y así sucesivamente.