La apertura de la boca y los ojos o abreviadamente, apertura de la boca fue un ritual del Antiguo Egipto que se describe en textos funerarios como en los Textos de las Pirámides, mediante el cual, se devolvía (o se otorgaba) el uso de la boca y los ojos, es decir, las facultades por las que se manifiesta la vida.
El ritual, denominado por los egipcios uep-rá, implicaba la animación simbólica de una estatua o una momia del fallecido mediante la magia de la apertura de la boca y los ojos para que pudiera respirar, comer, ver y hablar.
Este ceremonial se seguiría llevando a cabo hasta el período romano.
El ritual era muy elaborado y podía durar varios días si se realizaba a un cadáver procedente de la clase más pudiente.
Con ellos, se tocaba los orificios del cuerpo momificado, como la boca, los ojos, la nariz o los oídos para que quedaran abiertos de nuevo y el difunto pudiera recuperar el uso de sus sentidos para, principalmente, comer, beber, hablar y ver.