[2] Al ocurrir en 1848 el alzamiento montemolinista, contribuyó a sofocarlo, mereciendo por su comportamiento el grado de capitán.
[3] Cuando la revolución de septiembre de 1868 derribó el trono de Isabel II, descontento Dorregaray al ver el rumbo que tomaban los acontecimientos, pidió la licencia absoluta en el Ejército y ofreció sus servicios a Don Carlos, que le hizo brigadier y le dio el mando de la región valenciana, donde llevó a cabo con la mayor actividad todos los preparativos necesarios para el segundo gran alzamiento carlista.
[3] Acosado por las columnas liberales en este período de organización, se veía obligado a vivir en continuo movimiento para evitar un descalabro, y como esto hiciera cundir el disgusto entre sus tropas, cambió súbitamente de táctica.
En la mediación participó el abogado barcelonés José Vilaseca y Mogas, cuyos descendientes conservaron los documentos.
Su denuncia le valió al general Cucala un consejo de guerra del que fue absuelto.
[4] Don Carlos promovió a Dorregaray capitán general, pero mal apoyado por Savalls y poco conocedor del terreno, no pudo sostenerse allí, y las continuas deserciones de su gente y la persecución de las columnas liberales le obligaron a marchar a Navarra, donde llegó con dos batallones, atravesando por el Pirineo el territorio francés.
Fue enterrado en el cementerio de Zaragoza, al lado del general revolucionario Blas Pierrad.