[1][2][3][4] El segundo período fue denominado como la era del milenio de la animación estadounidense (millennium age of American animation en inglés).
Todavía se proyectaban largometrajes animados en los cines ocasionalmente, pero la gloria de los viejos tiempos había desaparecido.
Incluso los estudios Disney, la cual había peleado una adquisición corporativa en los 1980, estaba considerando abandonar la producción de largometrajes animados.
La película fue todo un éxito y le dio a la industria de la animación el empujón tan esperado para aquella época.
El estudio invirtió fuertemente en la nueva tecnología de animación digital con The Rescuers Down Under (1990) para dichos fines.
No obstante, Disney pudo complementar el éxito de otras producciones animadas, como: The Nightmare Before Christmas (1993), Toy Story (1995), James and the Giant Peach (1996), Bichos: Una aventura en miniatura (1998) y Toy Story 2 (1999).
Por ejemplo: Elton John (El rey León), Luis Miguel (El jorobado de Notre Dame), Ricky Martin (Hercules), Christina Aguilera (Mulan), Celine Dion (La Bella y la Bestia), Ricardo Montaner (Aladdín), Jon Secada (Pocahontas), entre otros.
Mientras Disney le daba nueva vida a la animación, Steven Spielberg estaba haciendo su propio camino.
Aun así, cada nueva pieza de animación no era un éxito asegurado, como Quest for Camelot.
En 1985, formó un equipo con el joven animador canadiense John Kricfalusi y la legendaria banda británica The Rolling Stones para hacer una animación para el vídeo musical de The Harlem Shuffle, que fue terminado a principios de 1986.
Durante los años 1990, fue indispensable adquirir licencias de libros e historietas para llevarlos a la animación televisiva.
Nelvana Limited, siendo un estudio canadiense, adquirió un potencial destacado realizando series animadas como Pippi Långstrump, Emily y Alexander, Las Aventuras de Tintín o The Magic School Bus.
Algunas veces causa problemas porque ningún producto final puede verse hasta que los fotogramas completados son devueltos por correo a Estados Unidos.
A comienzos de los años 1990, el estudio solo podía ofrecer refritos como Un cachorro llamado Scooby-Doo y Tom and Jerry Kids Show para competir con Fox Kids y el nuevo WB Television Network.
El estudio se quedó atrás y terminó siendo comprado por completo por Turner Broadcasting System.
No sólo Hanna-Barbera tuvo problemas de adaptación a los cambios que se extendían por toda la televisión.
Mientras las series animadas en las grandes cadenas parecían mediocres, los dibujos de televisión por cable alcanzaron varios éxitos.
Los primeros festivales incluyeron trabajos de John Lasseter, Nick Park y Mike Judge.
Sin embargo, el festival gradualmente se convirtió en un programa de películas llamadas Spike and Mike's Sick and Twisted Festival of Animation y se tornó en un movimiento underground de humor adulto y materia temática.
En 1994, Cartoon Network dio el consentimiento a una nueva serie titulada Fantasma del Espacio de costa a costa con un particular giro posmoderno, mostraba entrevistas con celebridades en directo mezcladas con animaciones parodiadas de Hanna-Barbera.
Un artista con suficientes aptitudes técnicas podía explorar nuevos estilos y formas con mucha más libertad.
Adult Swim reemitió series como Futurama y jugó un papel importante evitando la cancelación de Family Guy.
Además, también emite numerosas series populares de anime como: FLCL, Lupin III, InuYasha o Crayon Shin-chan.
Los mejores efectos especiales son a menudo tan sutiles que pasan totalmente desapercibidos.
Shrek fue un éxito gigantesco en taquilla, atrayendo al público y dominando sobre la producción veraniega de ese año, Atlantis: el imperio perdido.
Por ejemplo, Paramount Pictures con The Adventures of Jimmy Neutron: Boy Genius (2001) no lo hizo tan bien en taquilla, pero recibió una nominación al Óscar y, posteriormente, realizó la serie de televisión basada en la película.
Incluso cuando Disney intentó crear una película CGI por sí mismo sin Pixar, Dinosaurio, el resultado fue notablemente desastroso.
En 2001, se vivió el primer intento de crear un mundo completamente animado utilizando "actores humanos" digitales en Final Fantasy: The Spirits Within, que encontró un moderado éxito de crítica pero no se hizo buena taquilla.
Tanto Disney como DreamWorks abandonaron la animación tradicional y se centraron exclusivamente en producciones generadas por ordenador desde 2003 en adelante.
Cabe destacar que toda la película fue rodada frente a una cortina azul con el fondo generado completamente por ordenador y lo único real fueron los actores.