Su director David Zucker, coguionista junto con Myrna Sokoloff y Lewis Friedman, ambienta la acción en las pasadas elecciones presidenciales estadounidenses, haciendo una sátira ácida y cínica sobre las contradicciones del ala liberal estadounidense, acusándola de traidora y contraria a los valores estadounidenses.
[2] David Zucker es conocido por su postura conservadora, llevando a la pantalla una puesta del ideario político republicano.
Finalmente, Michael Malone aceptará su error y reconocerá que los valores republicanos eran los correctos.
La película ha sido criticada[3] por ser más un ataque personal hacia Moore que una parodia o sátira.
Esto y la mala imagen del Partido Republicano en ese entonces, influyó en la pobre acogida del público, recuperando solamente $2,656,000 de dólares de los 8,013,191 dólares que costó producirla.