Capturado por los vikingos invasores en 1011, fue asesinado en 1012 por resistirse a que se pagara su rescate.
El rey Etelredo II el Indeciso había recurrido en varias ocasiones a los sobornos, con los cuales esperaba comprar un alivio de sus ataques; pero entre otras cosas Elfego usó su capacidad de convencimiento para intentar detenerlos.
En 994, Olaf I rey de Noruega y sus hombres, atacaron Londres.
Fueron derrotados y se desplazaron a la costa sur pasando el invierno en Southampton.
[4] Gracias a este trato, Olaf prometió no invadir Inglaterra de nuevo; y mantuvo fielmente esta promesa.
[7][8] Mientras se encontraba en Canterbury, alentó el culto a san Dunstán, además de introducir nuevas prácticas en la liturgia.
En 1011, los vikingos realizaron una nueva incursión en Inglaterra, y del 8 al 29 de septiembre asediaron Canterbury.
[11] Durante la invasión, la ciudad fue saqueada, la catedral fue incendiada, y tomaron una gran cantidad de prisioneros para venderlos como esclavos.
Entre ellos se encontraba Elfego, cuyo cautiverio fue mantenido por siete meses en espera de un pago por su rescate.
[24] Justamente en ese año fue canonizado por el papa Gregorio VII otorgándole como día festivo en 19 de abril.
Su altar, cuya reconstrucción fue rechazada por Lanfranc, fue reconstruido y expandido por Anselmo de Canterbury a principios del siglo XII.
[6] Actualmente, un pavimento enlosado con hendiduras al norte del altar mayor en la Catedral de Canterbury señala el lugar donde se cree que estuvo el altar del Medioevo.