Nacido en Puerto Rico, desde los trece años residió en Cuba, hacia donde se había trasladado su familia por la persecución de que eran objeto las ideas independentistas del padre; en Cuba desarrolló prácticamente toda su carrera académica.
Durante la Guerra de la Independencia viajó a Estados Unidos y Puerto Rico (donde fue juez de instrucción y magistrado), pero, concluida esta, volvió a Cuba y consagró su vida a renovar la enseñanza en este país.
Se doctoró en Pedagogía por la Universidad de La Habana (1903), licenciándose además en Filosofía y Letras (1906).
Luchó contra el empleo de métodos anticuados en la enseñanza y por lograr que se reconociera la importancia pedagógica de la Psicología Infantil.
Hablaba y escribía con pleno dominio el francés, italiano, inglés, alemán y latín, lo que le permitió acumular una vasta y actualizada cultura que hizo se le considerase también como erudito.