Su incursión en la política se consolidó a través de su afiliación al partido ARENA (Alianza Republicana Nacionalista), donde finalmente ascendió para convertirse en presidente del partido y más tarde candidato presidencial.
Durante su mandato presidencial, Cristiani enfrentó desafíos significativos, incluyendo la finalización de una prolongada Guerra Civil en El Salvador.
[1][2] Si bien su presidencia fue fundamental para la transición hacia la paz en El Salvador, también estuvo marcada por controversias, como el asesinato de seis sacerdotes jesuitas y sus colaboradoras en 1989, un evento que generó debates tanto a nivel nacional como internacional.
[3][4][5][6] Tras concluir su mandato, Cristiani mantuvo su participación en la política y en actividades empresariales, continuando como una figura relevante en la escena pública de El Salvador.
Se casó con Margarita Llach, con quien tuvo tres hijos (Claudia, Javier y Alejandro).
Hasta principios de los años 1980 no se implicó en política, luego lo hizo con el partido derechista ARENA, fundado por el oficial de inteligencia militar Roberto D'Aubuisson y la empresaria y terrateniente Gloria Salguero Gross.
En consecuencia, el gobierno salvadoreño se vio obligado a adoptar un enfoque diferente ante la insurrección.
En 1989, Cristiani fue elegido presidente de El Salvador, sucediendo a José Napoleón Duarte.
Cristiani logró implementar políticas que ayudaron a estabilizar la economía de El Salvador y atraer inversión extranjera.
Este crimen generó grandes protestas en todo el mundo en contra de Cristiani, quien intentó apaciguarlas prometiendo llevar a los responsables ante la justicia.
Había creado al menos 16 empresas en paraísos fiscales durante el año siguiente a su salida del poder.