Durante su mandato al frente del Ejército, la cúpula castrense quedó conformada por el almirante Emilio Eduardo Massera, titular de la Armada de la República Argentina, y por el brigadier general Héctor Luis Fautario, titular de la Fuerza Aérea Argentina.
El breve mandato del teniente general Alberto Numa Laplane al frente del Ejército se debió en parte a que este era partidario de que el Ejército fuera exclusivamente profesional, es decir, que no interviniese en los asuntos políticos.
[9] Laplane había hecho explícita su postura en un discurso pronunciado a poco de asumir que fue reproducido por los medios de prensa: La caída de Numa Laplane se precipitó cuando el 23 de agosto encontraron en Rosario el cadáver lacerado del coronel Argentino del Valle Larrabure, y que en su velorio Numa Laplane reiterara la tesis del profesionalismo integrado de las Fuerzas Armadas, hecho que enfureció a la mayoría de los altos mandos que optaban por medidas reaccionarias.
[9] Finalmente, un día después, el teniente general Alberto Numa Laplane pasaría a retiro y en su lugar fue ocupado por quien era jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el general de brigada Jorge Rafael Videla, quien fue ascendido posteriormente a la jerarquía de teniente general.
[11] Posteriormente Alberto Laplane integró el Centro de Militares para la Democracia Argentina (CEMIDA), entidad que nucleó a oficiales identificados con una concepción profesional y democrática de las Fuerzas Armadas.