Según señala Carlos Fuentes en el documental, cuando el grupo surrealista comenzó a derivar hacia posiciones políticas, Buñuel indagó en los aspectos surrealistas de la tradición cultural hispánica —la picaresca, la Celestina, Cervantes, Valle Inclán— (como hizo Max Ernst en la alemana con los cuentos de hadas y leyendas épicas) y los integró en el surrealismo ortodoxo de Breton, que era solo una idea, encontrando por esa vía un surrealismo de un peso inesperado por este aporte.
Se dibuja la personalidad del artista, sordo y cabezota como su compatriota Francisco de Goya, con quien se establecen claros paralelismos.
Se pretende, en fin, desmitificar la idea de un creador solo accesible para espectadores que conocen sus claves, para fetichistas; pues su idea del cine era la del entretenimiento y la fascinación, y siempre según los autores del documental, Buñuel realizaba películas divertidas, interesantes y audaces, rechazando solo lo intrascendente o banal.
López-Linares afirma que Luis Buñuel «aprendió a vivir con sus contradicciones.
Su principal discípulo, el cineasta Carlos Saura, valoró A propósito de Buñuel como una obra donde se destaca su mundo personal, su surrealismo ibérico y mordaz, violento y sensible a la vez.