Es puesta en libertad condicional, pero se le advierte que si rompe la libertad condicional se verá obligada a pagar el resto de su fortuna, unos ocho millones de libras, a todos los refugios para perros en Westminster.
Cruella, por lo tanto, repara su relación laboral con su asistente Alonzo, y le pide que guarde todos sus abrigos de piel en una habitación.
Inevitablemente, cuando el Big Ben suena en su presencia, Cruella vuelve a su antigua personalidad.
A ella se une Kevin, quien escapó de la prisión con la ayuda de sus perros y una guacamaya roja parlante llamado Garcilazo (que se cree un perro).
Kevin explica que su condena anterior fue por sacar a los animales de un laboratorio, donde estaban siendo utilizados para experimentos.
Al encontrar un boleto para el Venice-Simplon Orient Express a París que le dejó LePelt, Kevin y Chloe intentan detener a Cruella y LePelt antes de subir al tren pero no lo logran.
La película está dedicada a la memoria del camarógrafo Mike Roberts, quien murió antes de su estreno.
Horace y Jasper también aparecieron en el juego a pesar de no estar presentes en la película.