En la mitología griega, Ífito (Ἴφιτος) es un arquero poseedor de un arco regalado a su padre Éurito por Apolo.
Tras esto, unas yeguas que pertenecían a la familia de Ífito son robadas por un ladrón llamado Autólico.
Ífito sigue las huellas dejadas por los animales hasta que llega a la ciudad donde vive Heracles, Tirinto.
Las yeguas aparecen en casa de Heracles debido a que Autólico se las había vendido como propias.
Otras fuentes refieren que Ífito y Heracles habían sido amantes.