[3] Al igual que Aristipo y los cirenaicos, el epicureísmo basa su ética en un conjunto de valores hedonistas.
Pero para que el placer sea real debe ser moderado, controlado y racional.
[9] A diferencia de los cirenaicos, que se centraron en la búsqueda del placer corporal y quien el mismo Epicuro se refería a ellos como «enemigos de Grecia»,[5] los epicúreos entendían el placer como la tranquilidad del alma (ataraxia) basada en la ausencia de dolor físico o aponía, y en la autonomía o autarquía.
En filosofía moral, este enfoque condujo a una teoría subjetiva de la elección racional.
[13] Aunque epicureísmo redujo el placer a la sensibilidad, los epicúreos hicieron una amplia clasificación de estos.
[21] Epicuro discernió además entre los placeres variables en movimiento o cinéticos (en kinései) y los placeres estables en reposo o catastemáticos (katastematikén):[4][22][15] A partir de este entendimiento, los epicúreos concluyeron que el mayor placer que una persona podía alcanzar era la eliminación completa de todo dolor, tanto físico como mental.
[26] No solo el control de los propios deseos producirá aponía, ya que rara vez uno sufrirá por no estar físicamente satisfecho, sino que el control de los propios deseos también ayudará a producir ataraxia porque uno no estará ansioso por sentirse incómodo ya que tendría tan pocos deseos de todos modos.
[32] Debido a ello, Epicuro distinguió tres tipos de deseos o apetitos: unos naturales (physikaì mónon), de los cuales pueden ser algunos necesarios (anankaîai) y otros innecesarios; y los vanos (kenaí, ni naturales ni necesarios).
[36] Concluye como placeres fundamentales la ausencia de perturbación en el alma (ataraxía) y la ausencia de dolor físico (aponía), pues estos son placeres estables; en cambio, "la alegría (khára) y la fruición (euphrosíne) se miran conforme al movimiento en su actividad (katà kínesin energeía)".
[49][50] Se cree que la opinión acerca del matrimonio en Epicuro es positiva y consideró las relaciones sexuales como naturales pero innecesarias.
[41][51] Sobre ellas dicen los epicúreos, según Diógenes Laercio, «jamás son beneficiosas, hay que estar contento si no dañan».
En última instancia, depende de los epicúreos analizar sus circunstancias y tomar las medidas que correspondan a la situación.
Recomendó huir de esas imágenes idealizadas del amor, que provocan efectos negativos al ser humano.
[60] La posición académica respecto a la amistad epicúrea es el siguiente término medio:[60] Los epicúreos practicaron la parresía (παρρησία), entendida como un discurso honesto entre la comunidad y opuesto al "conocimiento vulgar y al discurso de la adulación".
Esto implica la confesión de dudas, críticas y errores objetos a reproche.
[66] Epicuro criticó el antropocentrismo aristotélico, aunque no rechaza la primacía humana sobre los animales, y afirma que todos los seres vivos están dotados de sensibilidad y buscan placer como los hombres que tratan de evitar el dolor.
[67] A diferencia de los platónicos, su respeto por la vida animal se basa en motivos sensoriales y no puramente religiosos o filosóficos.
[63][77] Así, el Sabio deba lidiar con perturbaciones emocionales como la adulación, la arrogancia, la envidia, la pereza y la desidia.
Debido a sus limitados deseos, no tiene necesidad de incurrir en la conducta prohibida por las leyes en ningún caso.